Hace unas semanas, tuve el honor de participar en un taller de panadería que combinó tradición, innovación y un profundo amor por el arte del pan.
Este evento reunió a dos titanes de la gastronomía: Panio, la reconocida panadería artesanal de San Miguel de Allende, y Piazza Pasticcio, el destino predilecto para los amantes de la pasta fresca en la colonia Juárez, Ciudad de México.
Juntos, crearon una experiencia íntima que exaltó los sabores y técnicas de Francia e Italia.
La propuesta del taller: La Tropezienne y la Focaccia
Durante el taller, nos adentramos en el proceso artesanal de dos piezas emblemáticas que capturan la esencia de sus respectivas tradiciones:
- La Tropezienne: Este postre clásico del sur de Francia combina las notas florales del azahar con la suavidad de una crema diplomática. Cada bocado es un homenaje a la delicadeza francesa.
- La Focaccia: La joya de la panadería italiana. Su textura esponjosa con crujiente exterior. El equilibrio perfecto de aceite de oliva y hierbas aromáticas, y su técnica tradicional la convierten en una obra maestra culinaria.
Los maestros detrás del arte de la panadería
El taller estuvo liderado por dos personalidades que personifican la excelencia en la cocina:
- Alberto Laposse, fundador de Panio, proviene de una dinastía panadera que se remonta a la creación de El Globo.
Alberto ha llevado el arte de la panadería a nuevas fronteras. Combinando su formación en arquitectura con su pasión por la cocina artesanal.
Su enfoque va más allá de la creación de pan; diseña espacios que estimulan todos los sentidos. Panio, Cumpanio y Hortus en San Miguel de Allende son testimonio de su visión. - Matteo Zega, chef de Piazza Pasticcio, ha forjado su carrera en algunos de los restaurantes más prestigiosos del mundo.
Su trabajo combina la precisión técnica con los sabores tradicionales de Italia, creando una identidad culinaria única y memorable.
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Tradición e innovación en cada detalle
Fundado en 2011, Panio honra las tradiciones panaderas europeas a través de un enfoque que fusiona técnicas clásicas con una mirada contemporánea.
En contraste, Piazza Pasticcio celebra la cocina italiana en un ambiente que invita al disfrute y la autenticidad. La colaboración entre estas dos personalidades nació del deseo de compartir la riqueza cultural y culinaria de Francia e Italia en la CDMX.
Más que un taller de pan, una celebración
La experiencia no solo se trató de aprender técnicas. También de sumergirse en las historias y visiones de dos referentes cuyas trayectorias trascienden la cocina.
Cada historia compartida, cada técnica demostrada y cada sabor probado se entrelazaron en una jornada que celebró el encuentro entre tradiciones y pasiones.
Este taller fue una oportunidad para descubrir cómo el pan puede ser un puente entre culturas. Una expresión de creatividad y un reflejo de tradiciones que perduran en el tiempo.
Gracias a Alberto Laposse y Matteo Zega, el pan adquirió un nuevo significado:
Un objeto vivo que conecta, inspira y deleita.
Si alguna vez tienes la oportunidad de sumergirte en una experiencia como esta, no lo dudes. Aprenderás mucho más que técnicas culinarias; vivirás un viaje sensorial inolvidable.