Por Erika Rivera
Si algo sabemos de Eno es que, desde que abrió ofrece cocina de barrio tradicional, pero con técnicas y preparaciones de alta gastronomía. Y no esperaríamos menos, ya que el proyecto está a cargo nada más y nada menos que de Enrique Olvera.
El valor agregado de Eno se centra en tres pilares: fresco, local y bueno.
La mayoría de sus ingredientes son orgánicos y provenientes de productores mexicanos. Con ellos mantiene un compromiso de promover el comercio justo.

Eno está Ubicado en puntos estratégicos de la Ciudad de México (Roma, Polanco, Juárez, Virreyes y el Museo Jumex).
Cada sucursal cuenta con opciones de platillos casuales que apapachan el alma, sobre todo a la hora del desayuno y el almuerzo. Ahí, el café y el pan recién hecho nunca pueden faltar.
Con varios años de camino, los visitantes saben que no fallan los molletes, las enchiladas, los chilaquiles o los tamales.
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Noches bohemias llenas de sabor y música

La oferta de Eno no se queda en los apapachos diurnos. Recientemente anunció una nueva edición de ENOTEQUE:
Una experiencia que fusiona la música en vivo con una propuesta gastronómica única. Esto en los espacios íntimos y acogedores de Eno Petrarca y Roma (alternan mes con mes).
Un grupo en vivo promete una velada divertida. Disfruta y mueve el cuerpo con lo mejor del rock, pop, funk y ska clásicos de distintas épocas en un ambiente cálido.
Mientras que la cocina sigue siendo un refugio para los amantes del buen comer. Lleno de momentos para compartir y disfrutar los sabores y los sonidos.
La barra acompaña el espíritu de la noche con cócteles de autor, una selección de vinos o de destilados mexicanos, que calientan la noche.
Así, Eno busca equilibrar la esencia cálida de la cocina de barrio, el ambiente hogareño y la buena música. Esto lo convierte en ese lugar seguro al cual volver por ser confiable, fresco y accesible, pero sin renunciar a la identidad gourmet.